Las bondades del genérico
Todos los expertos consultados por El Confidencial reconocen las ventajas de la dispensación de genéricos como reguladores del precio de mercado, como fármacos que permiten el ahorro y como productos de sobrada eficacia y seguridad. Incluida Farmaindustria, que declara: “La industria farmacéutica innovadora no se opone al desarrollo de los medicamentos genéricos, pues forman parte del sector farmacéutico como tal y de los mecanismos de sostenibilidad de los sistemas sanitarios. No debemos olvidar que el medicamento innovador de hoy, es el genérico de mañana”.
Los genéricos representan un 40% del mercado total de fármacos
Es cierto que la introducción de genéricos en el mercado farmacéutico español ha sido más lenta que en otros países de nuestro entorno, lo que llevó a las administraciones a incentivar su entrada con campañas de concienciación y políticas de fomento de estos productos. “Pero esa realidad está hoy superada y, de hecho, actualmente, dos de cada tres recetas en España son de medicamentos a precio de genérico, representando este segmento un 40% del mercado total de fármacos, uno de los mayores porcentajes, si no el mayor, de la UE”, recalcan.
Hacen hincapié, sin embargo, en que no pueden “estar de acuerdo con que se introduzcan genéricos en el mercado español de forma prematura respecto al resto de países europeos, o con algunas políticas farmacéuticas puestas en marcha en los últimos tiempos que han discriminado la marca a favor del genérico, cuando en todas las sociedades avanzadas que defienden los derechos de propiedad industrial la marca es un activo fundamental de las compañías y una garantía para el ciudadano, puesto que permite distinguir y diferenciar los productos, estimular la competencia y asignar responsabilidades al vincular directamente el producto con su titular”.
La paz entre ambos sectores, los que arriesgan su capital, contribuyen al I+D, investigan, pasan por estrictos controles en ensayos clínicos, desarrollan y comercializan nuevas moléculas, cuyo mérito debe ser reconocido, y los que fabrican sus ‘copias’ cuando expiran sus patentes seguramente es posible. La clave aquí, como en la mayoría de conflictos, pasa por el diálogo entre todas las partes y el equilibrio, para que la industria farmaceútica siga investigando y contribuyendo a mejorar la salud.
Todos los expertos consultados por El Confidencial reconocen las ventajas de la dispensación de genéricos como reguladores del precio de mercado, como fármacos que permiten el ahorro y como productos de sobrada eficacia y seguridad. Incluida Farmaindustria, que declara: “La industria farmacéutica innovadora no se opone al desarrollo de los medicamentos genéricos, pues forman parte del sector farmacéutico como tal y de los mecanismos de sostenibilidad de los sistemas sanitarios. No debemos olvidar que el medicamento innovador de hoy, es el genérico de mañana”.
Los genéricos representan un 40% del mercado total de fármacos
Es cierto que la introducción de genéricos en el mercado farmacéutico español ha sido más lenta que en otros países de nuestro entorno, lo que llevó a las administraciones a incentivar su entrada con campañas de concienciación y políticas de fomento de estos productos. “Pero esa realidad está hoy superada y, de hecho, actualmente, dos de cada tres recetas en España son de medicamentos a precio de genérico, representando este segmento un 40% del mercado total de fármacos, uno de los mayores porcentajes, si no el mayor, de la UE”, recalcan.
Hacen hincapié, sin embargo, en que no pueden “estar de acuerdo con que se introduzcan genéricos en el mercado español de forma prematura respecto al resto de países europeos, o con algunas políticas farmacéuticas puestas en marcha en los últimos tiempos que han discriminado la marca a favor del genérico, cuando en todas las sociedades avanzadas que defienden los derechos de propiedad industrial la marca es un activo fundamental de las compañías y una garantía para el ciudadano, puesto que permite distinguir y diferenciar los productos, estimular la competencia y asignar responsabilidades al vincular directamente el producto con su titular”.
La paz entre ambos sectores, los que arriesgan su capital, contribuyen al I+D, investigan, pasan por estrictos controles en ensayos clínicos, desarrollan y comercializan nuevas moléculas, cuyo mérito debe ser reconocido, y los que fabrican sus ‘copias’ cuando expiran sus patentes seguramente es posible. La clave aquí, como en la mayoría de conflictos, pasa por el diálogo entre todas las partes y el equilibrio, para que la industria farmaceútica siga investigando y contribuyendo a mejorar la salud.
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