Era la primera pandemia declarada en el siglo XXI. Pocos días después de que la Organización Mundial de la Salud (OMS) anunciara la existencia de un nuevo virus, el patógeno ya había infectado a unas 30.000 personas en 74 países. La directora de la OMS, Margaret Chan, advertía de que el virus era “imparable”. Muchos periódicos llenaban sus titulares de alarmismo y algunos expertos se temían una mutación que provocase una peste equivalente a la gripe de 1918, que mató a más de 20 millones de personas.
Era el virus de la gripe porcina, surgido en abril de 2009 y rebautizado en seguida virus de la gripe A por la presión de los ganaderos. Por suerte, no fue tan dañino como se temía. Por suerte, sobre todo, para los países más pobres. Un estudio de la Oficina Europea de la OMS admite que el acceso a las vacunas contra la gripe porcina fue “muy poco equitativo, con un acceso insuficiente y tardío en muchos países, especialmente en los de menos ingresos económicos”. Las vacunas llegaron más y antes a los países ricos.
En los países más ricos la vacuna llegó dos meses antes de su pico de infecciones. En los países con menos recursos, hasta 10 meses después del pico. “En total, 17 países (el 44%) recibieron la vacuna después del pico de la pandemia y la mayoría de ellos están clasificados como países en desarrollo”, señala el estudio.
Una burocracia inasumible
El mayor retraso se produjo en los países de la zona que dependían de las vacunas donadas por la OMS: Armenia, Azerbaiyán, Georgia, Kirguizistán, Moldavia, Tayikistán, Ucrania y Uzbekistán. “Una de las razones principales fue la demora en obtener la aprobación reglamentaria, por lo que se retrasaron los envíos de la OMS”, explica Caroline Sarah Brown, responsable del programa de gripe en la Oficina Europea. Además, estos países tardaron en desarrollar planes de distribución de las vacunas cuando comenzó la pandemia. “Estamos trabajando con los países en estos dos aspectos”, añade Brown.
Kirguizistán, Ucrania y Uzbekistán, con una población total de 80 millones de personas, ni siquiera llegaron a completar el complejo proceso burocrático para recibir las vacunas donadas. Si el virus de la gripe hubiera sido más agresivo, como se temió en un principio, habría sido una tragedia.
Para donar sus vacunas, la OMS exigía que los países receptores firmaran un complejo documento en el que, entre otras cosas, tenían que aceptar la responsabilidad de posibles efectos adversos.
Era el virus de la gripe porcina, surgido en abril de 2009 y rebautizado en seguida virus de la gripe A por la presión de los ganaderos. Por suerte, no fue tan dañino como se temía. Por suerte, sobre todo, para los países más pobres. Un estudio de la Oficina Europea de la OMS admite que el acceso a las vacunas contra la gripe porcina fue “muy poco equitativo, con un acceso insuficiente y tardío en muchos países, especialmente en los de menos ingresos económicos”. Las vacunas llegaron más y antes a los países ricos.
En los países más ricos la vacuna llegó dos meses antes de su pico de infecciones. En los países con menos recursos, hasta 10 meses después del pico. “En total, 17 países (el 44%) recibieron la vacuna después del pico de la pandemia y la mayoría de ellos están clasificados como países en desarrollo”, señala el estudio.
Una burocracia inasumible
El mayor retraso se produjo en los países de la zona que dependían de las vacunas donadas por la OMS: Armenia, Azerbaiyán, Georgia, Kirguizistán, Moldavia, Tayikistán, Ucrania y Uzbekistán. “Una de las razones principales fue la demora en obtener la aprobación reglamentaria, por lo que se retrasaron los envíos de la OMS”, explica Caroline Sarah Brown, responsable del programa de gripe en la Oficina Europea. Además, estos países tardaron en desarrollar planes de distribución de las vacunas cuando comenzó la pandemia. “Estamos trabajando con los países en estos dos aspectos”, añade Brown.
Kirguizistán, Ucrania y Uzbekistán, con una población total de 80 millones de personas, ni siquiera llegaron a completar el complejo proceso burocrático para recibir las vacunas donadas. Si el virus de la gripe hubiera sido más agresivo, como se temió en un principio, habría sido una tragedia.
Para donar sus vacunas, la OMS exigía que los países receptores firmaran un complejo documento en el que, entre otras cosas, tenían que aceptar la responsabilidad de posibles efectos adversos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario