Comer frutas así como verduras frescas y orgánicas puede resultar costoso, pero lo bueno es que tienen el beneficio de carecer los pesticidas y fertilizantes químicos, que pueden dejar residuos.

Si no puedes acceder a productos orgánicos, lo expertos igualmente coinciden en que los beneficios de ingerir una dieta rica en frutas frescas y verduras superan ampliamente los riesgos potenciales de una exposición a los pesticidas. El Grupo de Trabajo para el Medioambiente ha designado a los elementos más contaminados como la "docena sucia". La lista del 2011 incluye manzanas, apio, fresas y arándanos, uvas nacionales e importadas, lechuga, espinaca y la col rizada. Al comer productos no orgánicos de esa lista, debes tener un cuidado especial para eliminar cuantas toxinas sea posible antes de ingerirlos.

Instrucciones

1

Lava todos los productos frescos, incluidos los que se cultivan en casa y los orgánicos, bajo el agua corriente durante al menos 30 segundos para eliminar las toxinas. Frota las frutas y las verduras sólidas con un cepillo. No es necesario usar jabón o un producto de lavado que consigues en tiendas. Tampoco es necesario lavar nuevamente los productos que vienen en bolsa, etiquetados como "prelavados".
2

Quita las hojas externas de la lechuga, la col y otras verduras de hoja verde y deséchalas. Debido a que la mayoría de los pesticidas se rocían, las hojas externas son las que poseen casi todos los residuos.
3

Pela y elimina la piel siempre que sea posible. Nuevamente, allí es donde se encuentran la mayoría de las toxinas, por lo que debes desecharla siempre que sea posible.
4

Seca con una toalla de papel o con un repasador.