Las pequeñas farmacias en EE.UU. podrían tener sus días contados debido a la multiplicación de las grandes corporaciones farmacéuticas que abren cada vez más tiendas por todo el territorio del país.
La cada vez mayor presencia de las cadenas farmacéuticas no es el único factor que obstaculiza el trabajo de las boticas. También las compañías aseguradoras las ponen en jaque privando prácticamente a la población de libertad de elección a la hora de entrar en uno u otro establecimiento.
“Ahora, cuando aparecen tantas grandes cadenas de farmacias, no sólo crecen los precios, sino que también las farmacias pequeñas sufren más presión. Han sido desplazadas del epicentro de la vida norteamericana”, sostiene el bloguero Danny Schechter.
Sarah Fratto es propietaria de una farmacia en un barrio en el norte de Nueva York. Lleva 6 meses con su negocio, su servicio es de alta calidad y su atención personalizada ha hecho que su farmacia sea muy popular en la localidad. Sin embargo, parece que sus buenas prácticas y su excelente reputación no bastan, ya que algunos clientes, no pueden comprar medicinas en su local aunque quieran.
“Recientemente hemos visto un ejemplo de lo que hacen las grandes cadenas farmacéuticas. Vino una mujer que quería los medicamentos de su receta. No quiso ir a CVS [la segunda mayor red de farmacias en EE.UU.] porque estaba harta de las colas y del trato tan frío del personal, pero su tarjeta de seguridad no funcionó, pues resulta que puede usarla solo en la cadena CVS”, explica Fratto.
Otros propietarios de farmacias sufren los mismos problemas. Majed Hozien, que posee una en Nueva Jersey, perdió recientemente una quinta parte de sus clientes debido a los dudosos trucos a los que recurren las grandes empresas.
“Déjennos competir unos con otros libremente, como negocio que somos”, denuncia Fratto. Sin embargo, la probabilidad de que exista una competencia libre es mínima, ya que las grandes compañías entienden que el campo farmacéutico es muy lucrativo. El problema es sencillo: la gente siempre comprará medicinas, y las cadenas harán todo lo posible para que lo hagan en sus establecimientos. Sus logros en ese aspecto ya son notables.
“Duane Reade y Rite Aid son las más grandes. No es que yo las prefiera, pero es que son las únicas opciones", comenta un ciudadano.
Ahora las farmacias de las grandes cadenas están en cada esquina y su número va aumentando. Y cuantas más sean, establecimientos como la botica de Sarah tienen más probabilidades de desaparecer.
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