La Autoridad Europea para la Seguridad Alimentaria (AESA) ha
alertado de que el papel térmico -utilizado en los recibos de compra de los
supermercados- es, después de los alimentos, la segunda fuente de exposición al
Bisfenol A (BPA) para los
consumidores.
Los expertos de esa agencia han llevado a cabo un
estudio cuyos resultados "provisionales" concluyen que la
dieta constituye, en todos los grupos de población, la mayor fuente de
exposición a esa sustancia.
Además, revela que ese contacto es "más bajo" de
lo que se pensaba, ya que, tanto en lactantes como en niños y adultos,
se estima que la exposición media por la vía alimentaria no llega al 1% de
la "dosis diaria tolerable", fijada por la AESA.
Los científicos han concluido, asimismo, que los niños de
entre tres y 10 años son los más expuestos al bisfenol A por medio de la dieta,
debido a que su consumo de alimentos en relación a su peso corporal es superior
al que se da en otras edades.
El informe es la primera revisión sobre el riesgo de
exposición al bisfenol A que la agencia ha llevado a cabo desde 2006,
y la primera ocasión en que se analizan tanto las fuentes alimenticias como de
otro tipo (por ejemplo, el papel térmico o el aire).
El papel térmico, que también se utiliza en los
resguardos bancarios, representa la segunda fuente de contacto más
importante con bisfenol A después de la alimentación, "pudiendo suponer el
15% de la exposición total en ciertos grupos de población", señala un
comunicado de la agencia.
No obstante, la AESA matiza que hacen falta más
datos, en particular sobre la absorción de esa sustancia a través de la
piel y sobre los hábitos de manejo de los resguardos de compra para poder
ofrecer una estimación más precisa de la exposición por esa vía.
El estudio forma parte de un proceso en dos fases, que
pretende analizar el riesgo global ligado a esa sustancia. En una etapa
posterior, la Autoridad Alimentaria organizará una consulta pública para
evaluar los riesgos potenciales para la salud humana.
El bisfenol A es una sustancia química presente en el
plástico policarbonato con la que se fabrican las botellas o las resinas que se
usan para recubrir el interior de las latas de comida y bebida.
Distintos estudios científicos concluyen que, incluso a
niveles muy bajos de concentración, el BPA puede estar asociado a la
diabetes, obesidad, infertilidad, cáncer de mama o de próstata, problemas
cardiovasculares, alteraciones en el desarrollo neurológico y cerebral y
trastornos del comportamiento.
muy interesante
ResponderEliminar