La glucosa es un azúcar (hidrato de carbono) considerado como la principal fuente de energía para las células. Sus niveles varían durante el día y son máximos en las 2 horas que siguen a la ingesta y mínimos tras ayunos prolongados. Los niveles normales oscilan entre 70 milígramos por decilitro de sangre (mg/dL) y 110 mg/dL. El diagnóstico de diabetes se establece cuando hay dos determinaciones en ayunas por encima de 126 mg/dL o una por encima de 200 mg/dL, aunque sea después de una comida.
En el caso de que los valores de glucemia estén por encima de 100mg/dL, pero por debajo de 126mg/dL, se habla de intolerancia a la glucosa, que puede indicar un estado previo de diabetes. En estos casos, se recomienda hacer un estudio de sobrecarga de glucosa: consiste en administrar un preparado con 75 gr de glucosa y determinar la glucemia a las 2 horas. Si se obtienen valores entre 140 y 199, se establece también el diagnóstico de diabetes.
Para el estudio de las grasas o lípidos, las analíticas determinan los valores del colesterol y los triglicéridos. Del colesterol se estudian sus niveles totales y algunas de sus fracciones, que se conocen como colesterol "bueno" (HDL) y colesterol "malo" (LDL). El colesterol es un elemento imprescindible para la vida, ya que es el precursor de algunas hormonas y de los ácidos biliares. Dado que es una sustancia grasa, no es soluble en el agua de la sangre y necesita una lipoproteína que la transporte. Las lipoproteínas más conocidas son la LDL y la HDL. La LDL es la responsable del transporte del colesterol a los tejidos, por lo que si es elevada, contribuye a que se deposite mas colesterol en las paredes de las arterias. Por el contrario, la HDL retira el colesterol de los tejidos y, por ese motivo, se conoce de manera popular como colesterol "bueno".
La interpretación de los resultados que figuran en la analítica puede dar lugar a confusiones ya que, al contrario de lo que ocurre con la glucemia, no hay unos valores de "normalidad" que se acepten para todo el mundo, sino que están en función de cada persona y dependen de su riesgo cardiovascular. Esto significa que no se recomiendan los mismos niveles de colesterol a una persona que haya padecido un infarto que a otra joven, sana y no fumadora.
Como orientación, las personas que hayan padecido un problema cardiovascular (infarto, accidente vascular cerebral...) deben mantener el colesterol total por debajo de 200 mg/dl y la fracción LDL, entre 70-100 mg/dl (o 2,58 mmol/l). Por el contrario, si el riesgo cardiovascular es bajo, es suficiente que se mantengan niveles de LDL por debajo de 130 mg/dl. Los triglicéridos corresponden a la grasa que ingerimos con la dieta. Aumentan con las dietas ricas en grasas y en personas con sobrepeso o con ingesta alcohólica importante. Se recomiendan valores por debajo de 150 mg/dL.
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