Según un estudio neocelandés llevado a cabo por Robert Hancox y un equipo de investigadores, una mayor exposición a la televisión durante la infancia propicia actitudes violentas en la vida adulta.
El estudio monitoreó a mil 37 individuos nacidos entre 1972 y 1973 en la zona de Dunedin, Nueva Zelanda, durante 26 años. Los sujetos provenían de diferentes clases socioeconómicas; 52% eran hombres y 48% mujeres.
Cuando los participantes tenían entre 5 y 15 años, cada dos años se registró la cantidad de horas durante las cuales los niños veían la televisión, dividiendo a los individuos en tres categorías: expuestos menos de dos horas diarias, expuestos entre dos ó tres horas diarias y expuestos más de tres horas diarias. Además, se midió el coeficiente intelectual de los mismos utilizando la Escala Wechsler de Inteligencia.
A la par, se monitorearon índices de desorden de personalidad antisocial, niveles de agresión e índices de condenas penales.
Al analizar la correlación entre las categorías anteriores y la cantidad de exposición a la televisión, se encontró que el grupo que veía más televisión mostraba una mayor cantidad de condenas penales, agresividad, una mayor tendencia a presentar actitudes negativas y un mayor riesgo de padecer un desorden antisocial. Es más, según este estudio, el riesgo de ser condenado aumenta 30% por cada hora diaria pasada frente al televisor.
Para asegurar la credibilidad de la prueba, los científicos tomaron en cuenta el estatus socioeconómico de los participantes, su coeficiente intelectual, comportamientos antisociales tempranos (detectados a los tres años de edad) y el control parental.
Hancox y su equipo piensan que los niños pudiesen estar imitando e interiorizando los comportamientos que observan en la televisión. Asimismo, consideran que una mayor exposición promuevedesensibilización emocional y sesgos cognitivos para con la violencia.
Los investigadores también explican que una mayor exposición a la televisión reduce el tiempo deinteracción social, compromete el rendimiento escolar y, por consiguiente, aumenta el riesgo de futuro desempleo.
La Academia Americana de Pediatría recomienda que los niños no vean la televisión por más de una o dos horas diarias. Hancox y su equipo apoyan dicha medida tras analizar los resultados de su trascendente estudio.
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