La papa o patata (nombre científico: Solanum Tuberosum) se distingue por
su contenido en almidón, un componente que determina la idoneidad
culinaria de cada plato, ya sea para freís, asas o cocer. Es un alimento
básico en nuestra alimentacion.
Más allá de las propiedades
nutricionales que caracterizan a este tubérculo tan familiar en nuestras
cocinas, la papa ha logrado permanecer en su puesto de "alimento
básico" generación tras generación. Junto con otros productos, como el
arroz y el pan, la papa ha ganado la batalla contra el hambre en tiempos difíciles,
es uno de los platos más recurrentes para alimentar de forma equilibrada a toda
la familia. Su precio asequible a casi todos los bolsillos y la posibilidad de
cocinar con ella infinidad de platos hace que llegue a sustituir a otros alimentos. Ahora bien,
conviene aclarar que la papa no es el sustituto idóneo del arroz, la pasta, las
verduras, más bien complementa el menú por su aporte extra de carbohidratos. La
papa, cocinada de forma sencilla; hervida, cocida o asada, no aporta muchas calorías
por lo que invita a creer que se puede comer sin mucha limitación, cualquier
día y a cualquier hora. Sin embargo, el valor energético de la papa cambia de
forma notable según se cocine, de modo que frita proporciona cuatro veces más
calorías que cocida. Además, por su contenido en Glicoalcaloides no debe de ser ingerida con frecuencia por personas
con dolencias articulares.
Mucha agua y pocas calorías
La papa se considera
popularmente un alimento pobre en nutrientes y con muchas calorías. Sin
embargo, el valor nutritivo de esta, cambia según cómo se cocine. El 80% de la
composición de la papa es agua, esto significa que no son tantas las calorías
que a priori aporta. Aunque se destacan en su composición los hidratos de
carbono (almidón), este nutriente es menos abundante en comparación con el
resto de farináceos (arroz -80% HC-; la pasta -70% HC-; y legumbres -50% HC-).
Por ello, desde el punto de vista nutricional, la papa no sirve como sustituto
idóneo de platos de arroz, pasta, etc., aunque sí como complemento extra de
carbohidratos.
Por otro lado, este
tubérculo no destaca por su contenido en proteínas, a diferencia del resto de
los cereales. Por su escaso aporte de fibra, es de los pocos vegetales aptos
para consumir en caso de diarrea. Está libre de grasas, por lo que el contenido graso
de los platos que llevan papa resulta del resto de ingredientes o de la técnica
culinaria empleada. Otra cualidad de la papa es el potasio, ya que es el
mineral más sobresaliente y está más concentrado en la piel. La abundancia en
potasio obliga a considerar a la papa un alimento a moderar en caso de
insuficiencia renal. Se puede reducir a un tercio la concentración de potasio
en la papa si esta se pela, si se deja en remojo durante horas y si se cambia
el agua de remojo antes de cocinarla. Su contenido bajo en sodio, unido a su riqueza en potasio, hace que las papas sean aptas
para personas con hipertensión. Registra además cantidades modestas de magnesio, equivalente a otras
hortalizas y, según la riqueza mineral del suelo de cultivo, en fósforo, cloro,
azufre y hierro, aunque no como para considerar a las papas fuente de hierro.
Más allá del potasio
y magnesio, hay ciertos antioxidantes, los compuestos
fenólicos, que se hallan en las papas, sobre todo en las de piel roja. Estos
compuestos reaccionan con el oxígeno del aire y oscurecen la papa en cuanto se
pela. La reacción de ennegrecimiento solo afecta al aspecto de la papa pero no
merma su valor nutritivo, ni resulta tóxica.
Otra de las
características de la papa es su color verdoso en aquellas papas viejas. Esto se debe a que contiene Glicoalcaloides tóxicos como la solanina. Sin
embargo, el riesgo de intoxicación es mínimo dado el sabor amargo que producen
y que sirve de aviso para no comerlas. El contenido medio en Glicoalcaloides en la papa es de unos 210 mg por
100 gramos. Los niveles más altos están en la piel, por lo que el pelado
elimina más del 60%.
Las papas fritas proporcionan cuatro veces más calorías que cocidas
Por último, conviene subrayar que el almacenamiento y
el cocinado reducen de forma considerable el contenido vitamínico (vitamina C,
folatos, vitamina B6), por lo que las papas se deben comer frescas y cocinarlas
lo justo, de manera que queden "al dente", masticables pero no
deshechas. La papa cocinada pierde entre el 18 y el 25% de vitamina C a través
de su piel, y pelada la pérdida de esta vitamina aumenta hasta un 35-50%. Las
papas de carne amarilla tienen más beta-caroteno o provitamina A, pigmento ausente
en las de carne blanca. La piel concentra los nutrientes pero también los
fertilizantes y pesticidas usados en su producción, por lo que es recomendable
lavarlas a conciencia antes de pelarlas, y también si se van a cocer con piel.
COMPOSICIÓN NUTRITIVA POR 100 GRAMOS DE PApa CRUDA
|
||||||||
Energía
(Kcal) |
Hidratos de carbono
(g) |
Proteínas
(g) |
Fibra
(g) |
Potasio
(mg) |
Magnesio
(mg) |
Hierro
(mg) |
Folatos
(mcg) |
Vitamina C
(mg) |
70
|
15
|
2,2
|
1,7
|
525
|
20
|
0,7
|
16
|
19
|
mcg = microgramos (millonésima parte de
un gramo)
Un tipo de
papa para cada uso
La textura de los alimentos juega un papel clave en su
aceptación y gusto para el paladar. En el caso de las papas, el almidón es el
factor más importante y determina cómo se comportan las distintas variedades en
la cocina. Una papa con alto contenido en almidón tiene una textura seca y
harinosa y se desintegra durante la cocción.
- Papa frita. Para freír, se recomiendan variedades de papa tardías, como la Bintje, que madura durante más tiempo y tienen menos agua. Una buena papa frita, menos grasienta y calórica, se consigue si se sumerge en abundante aceite caliente (160-170ºC en la freidora). La sal se añade a las papas una vez fritas, solo así juega su papel de condimento.
- Al vapor. La preparación que mejor conserva los nutrientes es la cocción al vapor, incluso con piel, siempre y cuando se laven bien las papas y se cepillen con suavidad para eliminar los restos de tierra y pesticidas.
- Cocidas o hervidas: Si se desea elaborar un plato hervido o cocido, lo mejor es elegir papas tempranas, de carne compacta y harinosa -como la Jaerla-, ya que mantienen su forma tras la cocción y consiguen un caldo espeso.
- Asadas y guisadas. Las papas idóneas son las de carne tierna que absorben mejor los sabores, como la Kennebec. Para cocinar purés conviene optar por la Monalisa, que tiene carne tierna y harinosa.
Ni tiene muchas calorías, ni conveniente para las articulaciones, entonces ¿La papa engorda?
No lo determinará las calorías ni los carbohidratos sino como se cocina.
Las papas fritas casi cuadruplican las calorías (290 Kcal/100 gramos) en
comparación con la misma cantidad de papa hervida, asada o al vapor (80 Kcal).
Diferentes platos, preparados de maneras diversas y con las técnicas culinarias
apropiadas, diversifican la dieta y la hacen más apetecible y viable, pero no
todas las preparaciones de papa sirven para todas las dietas terapéuticas. Su
papel energético es útil para aumentar las calorías de caldos, sopas, purés o
ensaladas, enfocado a preparar platos hipercalóricos para personas desnutridas
e inapetentes. Estas opciones son igual de acertadas para quienes necesitan más
energía como niños y deportistas.
Tipo de preparación (100 gramos de papa)
|
Energía (Kilocalorías/100 gramos)
|
Al vapor
|
70 Kcal
|
Cocidas o hervidas
|
80 Kcal
|
Asada al horno
|
101 Kcal
|
Salteada
|
134 Kcal
|
Papas fritas
|
290 Kcal
|
Guisadas o estofadas
|
El valor energético dependerá de la cantidad de aceite usada para guisar
|
Papas fritas de bolsa
|
538 Kcal
|
Papas al vapor, cocidas o hervidas, asadas, aliñadas
con aceite
|
Al valor energético de la papa cocinada, se suman 90 Kcal por cada cuchara
sopera de aceite empleada. Así, 100 g de papa cocida (80Kcal) aliñada con dos
cucharadas de aceite de oliva (180Kcal), proporciona 260 Kcal.
|
Por tanto, ningún
alimento engorda o adelgaza por sí solo, es el conjunto de alimentos consumidos
a lo largo del día y la costumbre alimentaria que se tenga de comer
(cantidades, forma de cocinado, tipo de alimentos...) lo que redunda en un
consumo global de más o menos calorías. La papa cocida tal cual aporta pocas
calorías respecto a otras preparaciones de papa, como puede ser frita o en
comparación a otros alimentos o platos habituales en los menús (croquetas,
bollería, embutidos, quesos, dulces, etc.), también más energéticos.
Papas y dolencias articulares
Hay alimentos que por su
composición favorecen la inflamación, lo que agrava las molestias en las
dolencias articulares en personas sensibles. Entre ellos se encuentran los
vegetales de la familia de las solanáceas (Solanaceae), que incluye
papas, tomates, berenjenas y pimientos. Todos ellos tienen en común su
contenido en Glicoalcaloides tóxicos y uno de ellos, la
solanina, es la sustancia más reconocida. En el organismo humano la acumulación
de Glicoalcaloides afecta a las Colinesterasas, grupo de
enzimas encargadas de controlar los procesos de inflamación celular. La
inhibición de dichas enzimas se asocia con espasmos musculares, debilidad,
dolor y rigidez músculo-esquelética, y podría explicar el malestar articular en
personas que sufren de artritis sensibles a estos compuestos químicos. Aunque
la mejora genética de la papa ha reducido la presencia de estos tóxicos
naturales, el consumo frecuente de este tubérculo, y en cantidad abundante,
puede no resultar indicado para personas sensibles porque puede empeorar los
síntomas de la artritis. Estos Glicoalcaloides son más
abundantes en las papas viejas y en las zonas verdes de dichos vegetales, por
lo que convendrá evitar estas partes. Por eso es muy importante llevar a cabo
una correcta conservación tras la recolección: las papas se han de almacenar en
lugares oscuros, frescos y protegidos de la luz del sol directa. Con la cocción
se reduce hasta en un 50% la concentración de alcaloides, aunque puede resultar
insuficiente para individuos sensibles.
No hay comentarios:
Publicar un comentario