La dieta alcalina es una dieta alimentaria muy de moda en los últimos tiempos que se anuncia como una alimentación saludable que ayuda a combatir la obesidad e indica que hay alimentos que pueden afectar la acidez del sistema digestivo, sangre y orina.
La acidez de una sustancia se basa en el pH (potencial de hidrógeno), que puede ir de 0 a 14, sabiendo que cuanto más bajo sea más acidez hay y cuanto más alto más alcalinidad. Un pH de 7 es neutro.
Según la alimentación alcalina, la dieta debe reflejar el nivel de pH en sangre, de 7,35 a 7,45, por lo que los alimentos alcalinos como verduras crudas o frutas frescas mejoran la salud mientras que los ácidos como productos animales, legumbres, cereales y semillas la empeoran.
Dicen que una dieta alta en alimentos alcalinos es buena para los músculos, algo especialmente indicado para deportistas, huesos y corazón, además de ayudar a mantener el calcio. Sus defensores indican que esto es así y que incluso ayuda a mejorar el estado de ánimo y prevenir problemas inflamatorios, porque su objetivo es más eliminar las sustancias dañinas en el cuerpo que adelgazar.
Se basa en un 80% de alimentos alcalinos y un 20% de alimentos ácidos. Debe contar con frutas, aceite de oliva, té verde, leche de soja, verdura, zumos de frutas y evitar comidas con grasa, alcohol, refrescos, dulces, bebidas con cafeína, quesos duros, carbohidratos refinados y comida basura.
Y aunque parece que tiene su lógica, esta dieta no tiene ningún sustento científico por lo que no queda demostrado que puede mejorar la salud, al contrario, lo ideal es tener una alimentación sana y equilibrada. Con sus detractores y sus defensores, es una dieta a tener en cuenta.
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