Qué
poco aprovechamos las oportunidades! Basta con pensar, por ejemplo, que, en
lugar de disfrutar de la cascada de agua mañanera que cae sobre nuestro cuerpo,
la mayoría consideramos la ducha como un acto rutinario al que dedicamos menos
tiempo del que nos lleva preparar nuestro desayuno.
Sin
embargo puedes hacer que este momento del día se convierta en algo especial
practicando sexo en la ducha con tu pareja o en solitario.
Si
te concentras en las sensaciones que experimentas, te darás cuenta de que la ducha
no sólo relaja la tensión sino que también desatasca las fosas nasales. Además,
provoca un aumento de la circulación sanguínea, haciéndote más receptiva a los
estímulos táctiles.
Intenta que cada mañana sea diferente y
practica sexo en la ducha. Date un poco más de tiempo y presta atención a lo
agradable que resulta el roce de tus manos enjabonadas sobre tu cuerpo mojado.
También puedes coger una pastilla de jabón y enjabonar a tu pareja lentamente
mientras el agua cae por nuestro cuerpo.
Justo
cuando llegues a las zonas más sensibles párate ahí y haz que disfrute, pídele
además que haga lo mismo contigo.
Acaríciate los pechos haciendo movimientos circulares con los dedos. Y
si quieres ir más allá y practicar sexo en la ducha hasta llegar al final, baja
lentamente las manos hacia la parte interna de las ingles y ve acercando los
dedos muy poco a poco a tu zona genital. Así, sí que empezarás el día ¡llena de
entusiasmo!
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