Sobre el tema de medicamentos esenciales, en 2007, el Ministerio de Salud tenía seleccionados 335 medicamentos/fármacos para atender los problemas farmacoterapéuticos de la población. Considerando que 20 de ellos eran esenciales para resolver los problemas de la atención básica de salud, se evaluó su acceso por medio de los indicadores de disponibilidad (disponibilidad de los medicamentos principales) y costos (porcentaje de economía entre el menor y mayor precio observado) propuestos por la Organización Mundial de la Salud (OMS) (OPAS, 2005).
Ninguna farmacia o droguería tenía todos los 20 medicamentos esenciales y en 10 de ellos, el menor precio era el del medicamento genérico. En cuanto al porcentual de economía, varió hasta 90,5%. Todos los medicamentos (5) disponibles por el programa federal “Farmacia Popular” han sido los más baratos. Los datos evidencian la importancia del programa para el acceso y la necesidad de ampliar su lista de medicamentos (Ferreira-Filho, et al, 2010).
La “Farmacia Popular” es un programa del gobierno brasileño de copago de los medicamentos. Actualmente los fármacos seleccionados para la diabetes (metformina, glibenclamida, insulina humana), hipertensión (atenolol, propanolol, captopril, enalapril, hidroclortiazida, losartán, metidopa, nefedipine, verapamil) y el antiviral oseltamivir, son gratuitos. Los otros 64 medicamentos hay un subsidio del 90% por el gobierno.
No obstante, para la promoción del uso racional no es suficiente tener acceso a los medicamentos, hay que tener una disponibilidad de información segura sobre la prescripción y el modo de uso (la dispensación). Una evaluación sobre la calidad de las prescripciones de medicamentos, observó que la mayoría no informaba sobre el tiempo de tratamiento y las pautas, y que en el 41,6% de las prescripciones había informaciones ilegibles (Mastroianni, 2009).
La falta de información de cómo y cuándo usar el medicamento puede desarrollar casos de intoxicación y efectos adversos, implicando el ingreso hospitalario de algunos pacientes. La prevalencia de hospitalización por efectos adversos en un hospital general de alta complejidad es aproximadamente del 15%. Sin embargo, cerca del 60% de estas, podrían ser evitadas porque el medicamento y sus eventos son conocidos y descritos en la literatura como inadecuados en la condición fisiopatológica del paciente (Mastroianni et al, 2009). Es decir, si se realizara un seguimiento farmacoterapéutico en la atención primaria, se podrían evitar muchas internaciones por eventos adversos previsibles. Incluso, la polimedicación es considerada un factor predictivo.
En el caso de los adultos mayores la prevalencia de estos ingresos es superior, pudiendo encontrarse entre un 19,4% y un 60% en función de la unidad clínica y la complejidad del hospital (Varallo, et al, 2011a; 2011b).
Otro tema clave para la política del medicamento es su producción y control sanitario. Los cambios en la reglamentación brasileña sanitaria de medicamentos tuvieron como finalidad, garantizar la eficacia, seguridad, cualidad y control del precio de los medicamentos comercializados. En consecuencia, ha surgido un nuevo paradigma de registro de medicamentos: los medicamentos similares (copia con marca) y genéricos (copia sin marca) deben demostrar su eficacia y seguridad mediante tests de equivalencia farmacéutica y estudios de bioequivalencia comparándolos con el medicamento de referencia (innovador). La calidad en cambio, debe ser asegurada por medio de inspecciones y certificaciones de Buenas Prácticas de Manufactura y Control de Calidad. En cuanto al precio del medicamento, éste es evaluado por un comité técnico en el momento del registro. De esta manera, tenemos una política de medicamentos genéricos más baratos, con la misma eficacia, seguridad y calidad que los de referencia. Todos los medicamentos similares ya comercializados, tendrán que presentar los mismos criterios hasta 2014 (Lucchetta and Mastroianni, 2011).
Aún así, tener un control pre-registro de medicamentos no es suficiente. Hay que buscar un control efectivo post-comercialización. La efectividad, seguridad y calidad post-comercialización pueden ser monitorizadas por las acciones de fármacovigilancia mediante la notificación de eventos adversos, quejas técnicas del producto y sospechas de inefectividad terapéutica.
La mayoría de las primeras notificaciones al implantarse el programa nacional de fármacovigilancia fueron debidas a problemas de calidad y/o sospecha de inefectividad terapéutica. Un estudio retrospectivo en fármacovigilancia ha sugerido que este problema es mucho más frecuente en medicamentos cuyo fármaco tiene propiedades polimórficas evidenciando un problema de buenas prácticas de manufactura. Además, algunos de estos son considerados esenciales (Capucho, et al, 2008).
En este contexto, en Latinoamérica poco sabemos y cuantificamos los problemas relacionados con el uso del medicamento. En general, el principal problema es la subnotificación de eventos adversos. Uno de los motivos es la falta de formación de los profesionales de la salud en desarrollar habilidades y competencias para “saber hacer”, “saber hacer juntos” y “saber hacer con ética” las acciones de fármacovigilancia.
En referencia a la octava directriz, sin la cual ninguna de las otras podría avanzar, se basa en el desarrollo de los recursos humanos. Un diagnóstico sobre el conocimiento de la legislación profesional (deontología) y sanitaria de los farmacéuticos y responsables técnicos en droguerías, detectó un nivel regular e insatisfactorio, señalizando un problema de formación académica y de actualización continuada (Lucchetta and Mastroianni, 2010).
Los estudios farmacoepidemiológicos y diagnósticos situacionales propuestos llevan a acciones y planteamientos estratégicos para cambiar los indicadores de uso de medicamentos insatisfactorios. Además, promueven una enseñanza más humanizada con métodos de investigación y coparticipación del proceso, y extensión, mediante la prestación de servicios a la sociedad al mismo tiempo que transforma con teoría, práctica y reflexión. De esta manera se desarrollaría la tríada: enseñanza, investigación y extensión.
En esta perspectiva, se han propuesto trabajos piloto entre hospitales vinculados a la Universidad en Latinoamérica para colaborar con una formación más asistencial y reorientada hacia la asistencia farmacéutica, promoviendo investigaciones conjuntas en fármacoepidemiología y validando intervenciones educativas más efectivas para la promoción del uso racional de medicamentos a nivel de Mercosur.
Las Facultades de Farmacia de la UNESP- Brasil y las Facultades de Química de la Universidad Nacional de Asunción (Paraguay), de la Universidad Nacional de Córdoba (Argentina) y de la Universidad de la República (Uruguay) han desarrollado un Grupo de Investigación en Fármacovigilancia - Mercosur para implementar acciones de fármacovigilancia en hospitales de alta complejidad, con estrategias de intervención educativas y monitorización del uso seguro de medicamentos.
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