Algunas personas tienen un don nato para dibujar y
su lápiz da vida a diversos objetos, mientras que otras siguen recurriendo a
las "figuritas de palo". ¿Qué separa a quienes dibujan bien de
quienes no? Tres cosas: la percepción de la realidad, la memoria visual y los
elementos del objeto que se eligen dibujar. La buena noticia es que estos
procesos mentales se pueden mejorar con la práctica.
De acuerdo con la psicóloga Rebecca Chamberlain, de
University College London, quienes no pueden dibujar de manera realista no
están viendo al mundo tal cual es. Cuando miramos un objeto, nuestro sistema
visual automáticamente mal juzga ciertos aspectos como su tamaño, forma y
color. Los objetos cercanos, por ejemplo, se ven más grandes que los lejanos.
Sin embargo, el sistema visual, "sabiendo" que ambos objetos tienen
el mismo tamaño, manda información errónea al cerebro, ignorando lo que el ojo
realmente ve.
Además de la percepción de una imagen, en el dibujo
interviene la memoria visual, es decir, la habilidad de recordar relaciones
simples de un objeto como el ángulo entre dos líneas. Es importante también la
capacidad de percibir tanto al objeto entero como los detalles aislados que lo
componen. Los artistas eligen mejor los
elementos que deben ser dibujados, seleccionando las características
importantes que añaden al realismo.
De acuerdo con la investigación de Chamberlain,
quienes buscan ser mejores dibujantes deben emplear las siguientes técnicas:
Concentrarse en dibujar a escala para que el dibujo se ajuste al tamaño del
papel, anclar un objeto a sus alrededores mostrando el espacio sobre el cual se
encuentra, prestar atención al "espacio negativo" o el espacio vacío
entre las partes de un objeto y, finalmente, ver las líneas como lo que
realmente son; límites entre lo claro y lo obscuro.
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